Esta etapa implica establecer los objetivos, la audiencia objetivo, y los requisitos específicos del sitio. Se crea un mapa del sitio y esquemas básicos (wireframes) para definir la estructura y la navegación. También se seleccionan las tecnologías y herramientas que se utilizarán para el desarrollo.
En esta fase se define la estética visual del sitio, incluyendo la paleta de colores y la tipografía. Se diseñan los elementos interactivos y se asegura que el diseño sea responsivo, adaptándose a diferentes dispositivos y tamaños de pantalla para una óptima experiencia de usuario.
Durante el desarrollo, se implementan tanto el frontend como el backend del sitio, codificando las interfaces y configurando las bases de datos necesarias. Se realizan pruebas exhaustivas para asegurar la funcionalidad, compatibilidad y seguridad del sitio, ajustando el rendimiento y optimizando los recursos.
Finalmente, el sitio se aloja en un servidor, se configura el dominio y se realiza el lanzamiento oficial. Posteriormente, se llevan a cabo tareas de mantenimiento y actualizaciones basadas en el análisis de datos y el feedback de los usuarios para mejorar continuamente el sitio.